Santiago, calles viejas. Sady Zañartu. Parte 12.


Las calles de Santiago tienen unos cuantos artículos en esta página, y sus escritos estan sacados del libro "Santiago, calles viejas" de Sady Zañartu, libro que no tenía, pero la colaboración de ustedes los lectores, que es donde se apoya Folclore y Cultura Chilena para sus escritos, ha hecho que este libro lo tengamos en forma digital, gracias a la información entregada por Andrés, que nos indicó que el libro estaba en Memoria Chilena, portal de la Bilbioteca Nacional.



También tenemos a dos historiadores y excelentes escritores, los hermanos René y Hermelo Arabena Williams, que han aportado sus buenos escritos y lo hemos gozado leyendolos, también significativo ha sido el aporte de Revista "En Viaje", revista de los FF.EE. cuando estaban en su mejor momento, de acá fueron los inicios de esta "saga" de las "calles de Santiago", merece mención Patricio Campos Lagos, de "Los Hermanos Carrerinos" para su escrito de calle Esmeralda, y un homenaje, cariños y recuerdos a Editorial Nascimento, que daba los espacios a muchos escritores chilenos, que sin la colaboración de Don Carlos Nascimento, todos los textos de autores chilenos (de esos tiempos), no habrían salido a la luz. Gracias a todos y seguimos con "Las calles de Santiago".

"Santiago, calle viejas". Sady Zañartu.

Historias de cuando sus nombres salieron del barro materno con la fuerza de lo que ha de vivir, porque daba el pueblo su agua de bautismo.
(Introducción, que en su momento no publiqué).

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La ciudad.

YA RECUENTAN la jornada portentosa. Pecho a pecho se miran. Sobre
los andrajosos justillos tiemblan las recias armaduras. Han acampado en
un lugar que los indigenas llaman Chimba, al pie del Cerro Grande (San
Cristobal), a la otra banda de las tolderias indias del rio Mapuche. Es un
valle que resbala de la alta cordillera y se afirma en unos cerros bajos y
negruzcos, que calzan oro fino.

Son las visperas del 12 de febrero de 1541.

Los ojos asombrados de los indios espejean por entre las siembras de
maiz, y sus cuerpos desnudos se entregan en ofrendas de sumision.
No tardan en venir de paz, al parlamento a que los-convocara el jefe
de aquellos hombres blancos y barbudos, el ulmen Michimalonco y los
catorce caciques comarcanos: Jaujalongo, Chingaimangue, Apoquindo,
Vitacura, Lampa, Maiponolipillan, Colina, Melipilla, Peomo, Pico,
Poangue, Cachapoal, Teno y Gualemo.

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Habla don Pedro de Valdivia, en una lengua que ellos no entienden, del Dios Verdadero que habita en los cielos y creo el universo; y de la existencia y soberania de un hombre mas poderoso que el Inca, Rey de las Españas y Señor del Nuevo Mundo.
Los caciques escuchan complacidos la oratoria de cruces y banderas del emisario que viene de los paises de donde nace el Sol, y le forman corte y con 61 avanzan hasta las faldas de un rnonticulo que llaman Huelén (Dolor), a oficiar sobre el ara del improvisado altar las gracias de fundar a Santiago de la Nueva Extremadura, en cumplimiento del voto hecho al salir del Cuzco, de recordar la tierra natal.

"Kuruf Tayul". Beatriz Pichi Malen.

Desde el cerrillo, que acuchilla en dos brazos el rio, el capitan extremeño contempla de nuevo el valle indigena en la estratégica isla, por cuya derecha corre el cauce natural, que le da el nombre, en direccion al poniente, hasta extinguirse en la tierra,(*) y por cuya izquierda va su otro riachuelo, celante en una cafiada, para juntarse en los bajos de Pudahuel.

No llega el sol al meridiano cuando esta echada la suerte de la ciudad en la traza de un damero, de modo que el rondador desde una esquina vea cuatro calles anchas, rectas y planas, como su intencion. El alarife Pedro de Gamboa cumple, una vez mas, las instrucciones de Carlos V y, en el centro de esas manzanas, de 64 toesas por lado, fija una explanada de iguales dimensiones para que sirva de Plaza de Armas.

"Canción para dormir un niño". Beatriz Pichi Malen.

Las casas se construyen de madera y paja -que siempre se comienza por poco- y la fabrica de !a iglesia la amasan los indios comarcanos para ganar con el sudor el nuevo cielo prometido.

Puestos los fundadores, el 10 de marzo, en cabeceros de la ciudad, eligen alcaldes, regidores, mayordomos, procuradores, para que los unos “administren justicia en nombre de Su Majestad”, los otros “provean en lo tocante al regimiento della”, y los ultimos, “procuren el pro y utilidad della”.

Y, señalado por escribano publico y del Consejo a Luis de Cartagena, para que entienda en la fidelidad y asiento de Cabildos y guarda del libro de becerros, este escribe: “ ...y conviene a saber: a los magnificos e muy nobles señores Francisco de Aguirre e Juan Davalos Jufre por alcaldes ordinarios, e a don Juan Fernández de Alderete e Juan Bohon e Frnco. de Villagra e don Martin de Solier, Gaspar de Villarroel e Jeronimo de Alderete por regidores, o por mayordomo a don Antonio
Zapata e por procurador a Antonio Pastrana”.

 Trutruka. kultrun y kadkawilla". Mapuche.

El Cabildo finca junto al rancho de totora donde hace cabeza de Gobernacion don Pedro de Valdivia, frente al costado norte de la explanada militar.
Llegan los dias de incertidumbre. Se escucha en las calles a tajo abierto el murmujeo del valle que avanza arrollador hasta las primeras empalizadas espaiiolas. Son las voces opacas de cien mil indigenas que claman por no dejarse avasallar. En medio de los bosques husmean su presa como lobos. Han desolado las tierras vecinas, devorandose las ovejas y destruyendo los sembrios. Se han quedado en carnes para lanzar prestos sus mangas de flecheros. No van a dejar piedra sobre piedra.

"Desde el vientre mapuche". Rubén Patagonia.

En la ciudad, las viviendas se atalayan como fortalezas: los paredones corren altos e interminables; sus agujeros negros, guarnecidos de rejas, son ojos oteadores tras la celada armadura. Sobre la casona achaparrada, frente a la puerta principal, encaramase una capucha de tejas pardas que hace a1 morador treparse a1 “alto” a avizorar las comarcas invadidas.

Han pasado por la ciudad grandes catiistrofes: las invasiones del indio, los incendios que suceden a la destruccion del poblado, las inundaciones del rio, los terremotos con que la naturaleza disciplina al contingente de frailes y soldados. Sobre aquellas invasiones el espiritu se hace acero templando su valor; sobre aquellos incendios la astucia previsora salva unos cuantos puñados de trigo para revivir las sementeras devastadas, y sobre los escombros la forma purificase en belleza.




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La rústica iglesia se convierte en templo suntuoso, de labrado en piedra. El rancho del Gobernador transformase e la Capitania General del Reino. Los adobones de los de la Plaza Mayor sirven de base a portales y nobleza colonial asiste a los torneos y justas, a las fiestas de coronacion de un nuevo Rey o a la llegada de un Presidente de Chile.

Ya la ciudad ostenta por armas y divisa un leon con su espada desnuda en la mano, en campo de plata, y por orla ocho veneras de oro en campo azul.
Es la ejecutoria de que S.M. Carlos V le hace merced.

iComo se ha hecho grande y famosa! Cada calle tiene una leyenda
que desde su origen desovilla un hilo magico para acollarar el esfuerzo de la raza.

"Arauco tiene una pena". De Violeta Parra. Intérpreta Trío Terranova.

El sereno canta aun con su alma bafiada de estrellas y avemarias. Ha visto cuatro siglos de noches tormentosas y noches radiantes sobre los tejados de purpura. Lleva una luz que pende del baston como en la proa de un buque fantasma. Y a su paso sigiloso se corre la aldaba de un porton, burbujea la pila de una plazoleta, el moribundo pide confesor, y el beso restalla libre en el hueco de un tapial.
Se detiene con el temor de que los muertos salgan desde el refugio de las sombras pidiendo su derecho a la vida, frente a los colmenares humanos que clavan sus agujas en el cielo.

Y al sentirse revestido de autoridad, mira que aun porta en sus manos la vara de Castilla para medir hombres paramentados y hombres desnudos.
Esta rendido. Pero en la noche andina, al entonar el Ave Maria Purisima, levanta su corazon, como los indios ofrendan el vaso sagrado a la Cruz del Sur.

(*) Mapocho significa rio que desaparece en la tierra. De mapu o mapo, tierra, y chong, apagarse , extinguirse. 

Fotografías: 1) Portada libro Santiago, calles viejas de Sady Zañartu. 2) Fundación de Santiago. Pedro Lira Urqueta. 3) Dibujos "Chispazos de la conquista".Tabaré dibijante uruguayo. 4) La Catedral de Santiago, en Plaza de Armas.1926.
La música, solo para "ambientar".

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