La Página Sepia. Parte 1. Inicio.



Hace mucho tiempo que quería escribir una Página Sepia, invento mental del suscrito, para salirse un poco de la rutina de publicar sobre folclore y cultura de nuestro país, así tendría "licencia" para poner artículos interesantes que son de otras épocas o actuales, que hablan de otros temas interesantes que nos ayudarán a complementar nuestro "atesoramiento cultural", y fijar la mirada en temas que están por ahí, pero no los tomamos en cuenta...
 
Quién mejor para iniciar esta "Página Sepia" que don Alfonso Calderón, que escribió su Prólogo en su libro "1900", que trata de los finales del siglo pasado (o antepasado?)...

Va ese Prólogo, que nos servirá para dar el puntapié inicial de La Página Sepia, ya que nos habla de otra época y de muchos temas que en esta página publicaré, por supuesto que agregaré a otros escritores y colaboraciones de mis amigos y mía con temas para ver en Página Sepia.



PRÓLOGO.

...De nuevo buscaré el acorde
deslizándome por los semitonos,
hasta hallar el menor...
ROBERT BROWNING


ROBERT LOUIS STEVENSON observó que escribir un libro sin prólogo era como salir a la calle sin sombrero. Quizás si el evitar los exordios interminables constituya aún una virtud, pues no cabe duda de que resulta razonable lo que expresara, con ingenio y gracia, Luciano: un prólogo abundante puede ser como encajar «la cabeza del Coloso de Rodas sobre el cuerpecillo de un enano».

Si Phileas Fogg, el héroe de Verne, jamás se permitió ningún gesto superfino, todas estas páginas lo contradicen, pues pueden reputarse únicamente como tal, debido a que me complacen sobremanera las cuestiones insignificantes. 

El interés que puede poseer MIL NOVECIENTOS radica -al igual que  las entretenidas novelas de Trollope, o en el Tristram Shandy- en sus digresiones, en la pasión que arranca de los fait divers, en los semitonos.





Maurice Chevalier sostuvo, en cierta ocasión, que la Belle Époque fue un estado de ánimo.

Video: Subido por  el 12/01/2010. "VINTAGE BELLE EPOQUE" estos son sólo parte de los eps de música de la época de la Belle Epoque de Vintage Music.



Uno de los errores primarios -y de bulto- consiste en suponer que fue ésta una era plácida, mezcla de «confianza, inocencia, comodidad, paz y seguridad »y que estaban, entonces, proscritos el miedo, la agitación social, el odio y la violencia (1), y, por lo tanto, todo debía ser -según el dicho inglés- «tan digno de confianza como el lomo del carnero», sin advertir esa atmósfera ya totalmente saturada «por los microbios de la desintegración burguesa»(1 b).

Si bien mucha gente construyó, en esa época, castillos en el aire y fumó los cigarrillos encantados -de que habla Balzac-, el mundo temblaba ya mucho antes de que la metralla terminara con las ilusiones. La seguridad victoriana contrasta con el análisis que de ella hace un personaje de Trollope, cuando estima que «la humanidad se está volviendo tan deshonesta que muy pocos pueden sentirse seguros hoy en día».

La soberbia prusiana es la cuchara larga con la cual cena el Diablo.

El zar se nutre con los despojos de las historias gogolianas y se vuelve truhán e inepto. La vida republicana de Francia se edifica sobre el caos en que la sumió Napoleón III. Elizabeth (Sisí, la Emperatriz) no se encuentra muy optimista, a fines de la década del ochenta, cuando mira su entorno, el Imperio Austro-Húngaro, y dice: «El tronco añoso y carcomido cruje».


Con su lúcida agresividad, Ortega presume que en España, entre 1860 y 1900, no se ha vivido, «se ha fingido que se vivía» (1 c).
Otros aspiran a reinventar olímpicamente una edad paradisíaca. Jorge V de Inglaterra pensó en lo bueno que habría sido la abolición del siglo XX, en su afán de cohonestar la Belle Époque. What they cali a belle époque was the most hostile and hardest time that ever existed. They are always talking of the good oíd days, anota Michel Georges-Michel.       Más escéptico, Pío Baroja creyó que todo lo del «fin de siglo» no era sino petulancia y tontería, ya que «los siglos no son más corrompidos al final que al principio ».

MIL NOVECIENTOS contiene lo que un cajón de sastre: el mundo de los conflictos de los héroes de Lorrain o de Decourcelle, el cristianismo medido con la vara de Quo Vadis?, las caricaturas de Sam y Carand'Ache, la seducción de la Bella Otero, la faz de madame  Gautheran, la del retrato de Sargent; los ademanes de la condesa de Greffulhi -a quien Jim Proust convirtió en la duquesa de Guermantes-, el abate Mugnier - as del corazón humano-; a las heroínas de Prevost, en perpetua deshabillé; a los deportistas de blanco, del tenis y del cricket, que se veían tan místicos y democráticos, según una observadora de época; al Art Nouveau, al Palacio de hielo, al vals lento y al cake-walk, a las violetas de Parma, al Moulin Rouge, a los muebles sólidos, a los locos voladores y al corsé. Mucha alegría y escasa santidad (2).

A quienes les parezca un libro enorme y desproporcionado, deberé indicarles que me asiste la mismísima certeza de aquello que perturbara tanto a Hendrik W. van Loon, algo así como: la ballena es un animal grande y, por lo tanto, digno.

ALFONSO CALDERÓN.


NOTAS.
(1) Tuchman, Bárbara, La Torre de Orgullo
(1 b) Strachey, Lytton, «Madame de Lieven», en Retrato en miniatura.
(1 c) Vid. «Para un museo romántico», en El espectador, vol.VI.
(2) Al fin y al cabo, en momento alguno la sociedad industrial aspira a criar santos.



Ya lanzado este prólogo, veremos a futuro los escritos de muchos autores que traeremos a esta Página Sepia, para disfrutar de temas "banales", traviesos, divertimiento, no faltará la música, etc., no será la cosa farandulera como en la TV abierta, aunque tengamos bajo "rating", pero todos los temas tendrán consistencia, como es "la aventura de leer"...

Las fotografías/dibujos y el texto del Libro 1900.

Aprovecho de indicar el libro en referencia, para los interesados en comprarlo. Excelente libro, que es un goce el leerlo.

Título: 1900.
Autor: Alfonso Calderón.
Editorial: Pehuén
Colección: Premios Nacionales.
Año: 1999.
Inscripción N° 49482,1980
ISBN 956-16-0315-2

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