Nombres antiguos de las Calles de Santiago. Parte 2.






Antiguos


Calles


Santiago





Este nuevo artículo es continuación de "La Chimba", y su objetivo es que conozcamos un poco más de nuestro Santiago, por lo tanto, vendrán más escritos relacionados con nuestros barrios y nuestras calles.

Aquí para ustedes un artículo escrito el año 1958, en la Revista "En Viaje", revista que publicaba mensualmente los FF. CC. del E. (Ferrocarriles del Estado). El escrito es de B. Herman Kraushaar ( si alguien tiene referencias de este señor, escriban a "Folclore y Cultura Chilena).

Va el artículo.



Es sensible que muchas de las calles de la hoy cuatro veces centenaria ciudad no hayan conservado sus nombres tradicionales, que le daban todo su sabor de ranchería de pura ascendencia española, y mantenían a través de las generaciones el eco de su gestación laboriosa, primero en su lucha contra los aborigénes y enseguida en su heroica brega contra las avenidas del Mapocho y los terremotos.

Durante el siglo XVI los españoles
no se preocuparon mucho de señalar con nombres sus calles, y éstas los tomaban de sus vecinos más connotados, o de las iglesias y conventos que erigieron sus muros en sus vecindades.
Asi, la principal avenida de la ciudad, la que lleva hoy el nombre del fundador de nuestra independencia política, y por muchos años llevó la de Las Delicias, fue La Cañada por excelencia, primero de San Francisco y después de San Lázaro.

La calle de la Catedral era la de Bartolomé Flores; la de Agustinas, la de Pedro Martín; la de Santo Domingo, calle de Santiago de Azoca; la de Monjitas, calle de Pedro Gómez; la de la Moneda, de Francisco de Riberos; la de Mosqueto, calle de Alonso del Castillo; la de San Antonio, calle del Licenciado Pastene; la de Ahumada, calle de Lázaro de Aránguiz; la del Estado, calle del Alguacil Mayor; la de Brasil, Cañada de Diego de Cáceres, y la de Bandera, calle de Bernardino Morales de Albornoz.

En los pocos planos de Santiago que se han conservado del siglo XVIII no nos han quedado los nombres de las calles, y sólo las indicaciones relativas a las ubicaciones de los principales edificios públicos y establecimientos religiosos y de beneficencia, sin embargo ya antes de la independencia las calles centrales tenían nombres que han conservado hasta hoy.

La calle del Estado era la calle del Rey; por ella desfilaban las procesiones religiosas y los cuerpos civiles, militares y religiosos en todas las ceremonias que se realizaban de juramentos de nuevos monarcas, feliz alumbramiento de la reina o restablecimiento de la paz entre las naciones beligerantes.

La de Ahumada deriva su nombre de uno de sus vecinos más connotados, don José Valeriano Ahumada, que fue el tercer rector de la Universidad Colonial de San Felipe, y murió en el mismo año de la expulsión de los jesuítas. Había nacido en Lima y era dueño de la estancia de Choapa.
 De él dijo uno de sus contemporáneos, letrado y jurista de sólido renombre:

"Don José Valeriano Ahumada es el hombre, a mi ver, más docto que hoy tiene la América. Su conversación, por balbuciente y por viejo, causa fastidio a los que no gustan de su inmensa erudición en toda línea, y particularmente en sucesos de aquel reino y sus gobernadores. El es muy rico y así ha gastado cerca de 90 años que tiene en experiencias y en leer infinito. Es de los que se deben halagar por el interés de sus noticias y por su dictamen en algún caso muy arduo".

La calle de la Compañía arranca su nombre de la antigua iglesia de la Compañía de Jesús, establecida en la manzana donde hoy se levanta el edificio del Congreso Nacional, y que fue el teatro de la horrible catástrofe del 8 de diciembre de 1863. Durante mucho tiempo la que hacía ángulo con ella y que hoy lleva el nombre de calle de Bandera, fue denominada calle Atravesada de la Compañía.

Por un decreto expedido el 20 de enero de 1825 se hizo una tentativa para cambiar los antiguos nombres de las calles de Santiago por otros derivados de acciones militares realizadas durante la guerra de la independencia, iniciativa que no logró éxito, pues los nuevos nombres que se les dieron no quedaron más que en el papel y no fueron conservados en la perecedera memoria de las generaciones.

En los planos levantados en los primeros decenios del siglo pasado es igualmente difícil rastrear los nombres de las calles, y es necesario consultar el levantado en 1841 por el arquitecto don Juan Herbage, para reconstituir las antiguas denominaciones.

La calle de Huérfanos fue durante muchas décadas la calle de la Moneda Vieja, pues en ella se levantaba, en el edificio que ocupó la Caja Hipotecaria, la Casa de Moneda, privilegio del Marqués García Huidobro, y que hacia 1770 se incorporó a los servicios de la Corona Natural; fue la calle donde se levantó el nuevo edificio de la Casa de Moneda: fuera la calle de la Moneda Nueva.
 Esta calle se hallaba cortada, y en la parte que se extendía desde la calle de Ahumada hacia el oriente se denominaba calle del Chirimoyo. (Vendrá de ahí la palabra "chirimoyo", cuando un cheque es falso o sin fondos). Nota del editor.

La calle del Puente,
que salía de la Plaza de Armas en dirección al río, tomó su nombre del famoso puente de ladrillos que se construyó sobre el Mapocho a mediados del siglo XVIII, y que fue gravemente dañado durante la crecida que experimentó en 1886.

La que corre paralela a ella es una de las que ha experimentado mayores cambios de nombres: hoy se llama 21 de Mayo, y desde el siglo XVIII en adelante fue designada con los siguientes nombres: de las Ramadas, de la Nevería y de la Caridad.

Las calle de la Catedral,
de Santo Domingo, de las monjas Rosas y de San Pablo han conservado sus nombres tradicionales desde antiguo, no asi las que se extienden hacia el oriente, que no han dejado de experimentar las mutaciones de los tiempos.

La calle de las Claras, hoy Mac-Iver, en honor del eminente ciudadano y hombre público, gloria imperecedera de la oratoria parlamentaria chilena, se denominaba asi sólo desde la calle de la Merced hacia el sur, mientras que en la parte norte recibía el nombre de calle Atravesada de la Merced, y la siguiente, hoy Miraflores, era la Nueva de la Merced. La calle que rodeaba el Santa Lucía por su lado poniente era la calle de Bretón.

Al oriente del Santa Lucia existían, un siglo atrás, sólo dos calles, la del Cerro, hoy Victoria Subercaseaux, y la calle Mesías, denominada ahora con el nombre del famoso publicista y hombre público don José Victorino Lastarria.

Las calles del barrio
poniente de la plaza, mas allá de la calle de Teatinos, no han conservado los nombres que tenían hace un siglo: la calle Amunátegui era la calle del Peumo; la de San Martín era la calle de la Ceniza, y desde Rosas hasta el rio, Atravesada de las Rosas; Manuel Rodríguez era la calle de los Baratillos; Riquelme, la del Sauce, y Almirante Barroso, la del Colegio Agustino, por el que en sus vecindades tenían los padres de esta orden religiosa.
Más al poniente apenas si había una que otra calle innominada todavía.

Al lado norte del río sólo dos grandes avenidas surcaban el viejo barrio de la Chimba: la Alameda de la Cañadilla, hoy Independencia, y la Alameda de las Recoletas.

La antigua Cañada
conservó su nombre por muchas décadas, hasta que en la parte comprendida entre las calles de San Antonio y la de la Ceniza se plantaron los álamos que le dieron el nombre de Alameda de las Delicias, que hicieron las delicias de nuestros abuelos, y que después fueron reemplazados por los olmos, que alcanzaron a conocer, cargados de años y de follaje, especialmente en la parte comprendida entre las calles de Teatinos y San Martín y que el hacha municipal aventó hace de esto 16 años, con ocasión de la visita de una augusta persona, que perdió la corona en la vorágine en que se ha visto envuelto el mundo en los últimos años.

"A mi ciudad", Santiago del Nuevo Extremo.




Hacia el oriente la Cañada tomaba el nombre de la Alameda del Carmen, mientras hacia el poniente, conservó su tradicional nombre de Cañada

El barrio sur
era hace un siglo de corta extensión, y comprendía desde la calle de la Ollería hasta el callejón de Ugarte. La calle de la Ollería tomó su nombre de una chacra que allí tenían los jesuítas, después fue la calle de la Maestranza y hoy es la avenida Portugal, y el callejón de Ugarte es hoy la calle de San Ignacio, derivado de la casa-colegio que los padres de la Compañía de Jesús levantaron en sus vecindades, gracias a las generosidades santiaguinas, a mediados del pasado siglo.

Desde la Ollería hacia el poniente se abrían a la Alameda las calles de Lira, del Carmen de San Isidro, de Santa Rosa, denominada un tiempo de San Juan de Dios, de San Francisco Angosta, hoy denominada de Serrano.
La hoy calle Arturo Prat era la de San Diego Nuevo, para distinguirla de su vecina de San Diego Viejo, que constituía el antiguo camino real y tradicional hacia las regiones meridionales del reino, y que no falta quien identifique con el propio camino del inca.
Le seguían las calles de Gálvez, que todavía hoy parece una supervivencia del siglo XVII; la de Ugarte o Duarte,  hoy Cochrane, pues la de Nataniel no salía a Alameda, y el callejón de Ugarte.

 Más allá había chacras y potreros que sólo con el correr de los años se incorporaron en el área urbana de la ciudad.

B. H. K.
Fotografías: 1) Alameda. 2) Plaza de Armas. 3) Santiago hoy.
(Ir a "Calles de Santiago y sus nombres". Parte 3).

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