Charlas de Café, Vida Bohemia de Santiago. (Inicio)


Comienzo aquí un Especial de la Bohemia Santiaguina, donde traeré para ustedes a los escritores o amigos de las actividades artísticas de antaño, que escribieron sus recuerdos de la vida nocturna del Gran Santiago.
Comienzo con Rafael Frontaura de la Fuente, (1896-1966).Discípulo de Carlos Cariola, escribieron ambos sainetes y piezas teatrales. Actor y ya después Director, formó su companía de teatro, más tarde formó con Alejandro Flores el binomio más aplaudido de la escena chilena.
Los dejo en manos de Rafael Frontaura...


Capítulo XXV, de la 1º Parte. Refugios en la noche.
Del libro "Trasnochadas", "Anecdotario del teatro y de la noche santiaguina". Empresa editora Zig Zag, año 1957. Autor Rafael Frontaura. Página 97.

Tampoco aparecen en estas estampas todos los sitios y locales que han contribuido a dar vida a la noche de Santiago. Es necesario mencionar —para que no lo olviden quienes quieran ver en estas crónicas y apuntes un pequeño aporte a la historia, de nuestro humorismo y de nuestra vida nocturna— al Tap Room, el elegante local del Negro Tobar, que, en la Avenida Bulnes, mantiene el cetro del más importante sitio nocturno, por la jerarquía artística de su espectáculo, siempre bien escogido, por la concurrencia y el prestigio de que goza entre los turistas.

Humberto Tobar ha sido, sin duda, uno de los sostenedores de esta institución que se llama La Noche Santiaguina.

En otro aspecto, el Zepelín, de la calle Bandera al llegar a Mapocho, es un cabaret popular incorporado a la vida de la capital, donde también ocurren cosas curiosas.
Una noche, en medio de un ambiente muy bullicioso de concurrencia bastante "emparafinada", salió un muchacho, flaco y pálido, vestido de negro, a recitar "El Poema de la Guardia Civil", de García Lorca, y cuando todos creíamos que lo iban a silbar y a tirarle botellas, la concurrencia le hizo un silencio sobrecogedor, lo escuchó con todo recogimiento y respeto, y al final lo ovacionó en tal forma, que el muchacho tuvo que repetirlo.

Cosas que sólo se ven en Chile.

De La Tinaja no se puede hablar mucho, porque este sitio, situado en la calle Tenderini, que presentaba un aspecto criollo muy atrayente, duró sólo una noche. . . Debido a una bronca que armó Osvaldo Lois, se destruyó todo el local.

Pasan por nuestra memoria La Estrella de Chile, restaurante situado al lado del Zepelín, donde hicimos tantas fiestas y cenas de despedida; las grandes quintas de recreo El Rosedal y Carroza, la primera en la Gran Avenida y la otra en Recoleta pasado el Cementerio Católico, ambas con más de mil mesas, buenas orquestas, servicio de restaurante, números de variedades y pistas de baile inmensas, donde se pueden aplaudir conjuntos de doscientos bailadores de cueca.

Como sitios característicos del centro tenemos Goyescas, Tabaris, Night and Day, Mandarín, La Isleña, el Waldorf, y algunos más que traen números y orquestas de Buenos Aires, y que animan también nuestra noche, así como el Bosco, frente a la Iglesia de San Francisco, y El Pollo Dorado, del Gordo Salomón, situado en la Galería Imperio, en el sótano que fue un tiempo La Quintrala, cabaret de lujo realizado por el empeño de Pedro Fernández. 

Al letrero de El Pollo Dorado, un habitué "curadito" una noche le sacó el palito de la R y dejó el letrero anunciando El Pollo Dopado. 

De los tiempos viejos recordamos aquel Lido fastuoso, que Lucho Landorf abrió bajo el Teatro Central, donde ahora está el Café Santos. El suntuoso Roof Garden, encaramado en la cumbre del San Cristóbal. 

Y en un tono modesto, sin lujos pero con mucho encanto, La Trinchera, El Jote, Las Tres B y El Yate, de la calle San Francisco, cuyas paredes blancas fueron raspadas prolijamente y vendidas a la concurrencia envueltas en misteriosos papelillos.

Queremos mencionar un sitio de gran simpatía y que no desmaya en su afán por alegrarnos la vida: El Club de la Medianoche, de San Diego al llegar a Avenida Matta, donde reina siempre una alegría desbordante. 

Fanuele, el aplaudido músico argentino, tan encariñado con nuestra tierra, es el amo de este club, cuya popularidad se acrecienta día a día.

Por último, también tenemos en Agustinas y Mac-Iver al elegante Nuria, y los diversos Centros de Hijos de diversas provincias, refugios de noctámbulos, de periodistas que han terminado rendidos la diaria faena y quieren cenar, beber unas copas y comentar la actualidad risueñamente, y de cómicos que andan siempre a la búsqueda de sitios abiertos para demorarse todo lo posible en ir a dormir.

La provinciana noche de Santiago cada día se torna más linda y nos hace guiños desde mil sitios. 

¡Ay ! Josefina, canción de aquelos tiempos, interpretada por un organillo callejero.

Ya continuaremos con estos recuerdos, que serán "condimentados" con otros autores de la época, para hacernos una idea de las "noches santiaguinas" donde reinaba la bohemia.
En las fotografías: 1) Aviso del Pollo Dorado. 2) Café Santos en Ahumada esquina de Huérfanos.Foto sacada de Historiografía Capitalina. 3) Calle Ahumada con el Banco de Chile y sus tiendas aledañas.(Historiografía Capitalina).

Comentarios

  1. ¿Habran recuerdos del "FRONTON SAN PABLO", cuando podian jugar los "pelotaris"?

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