José Santos Lincoman. El Lonko Poeta a contraluz.



 


José Santos Lincoman
El Lonko Poeta a contraluz.

Cuándo volvimos a Chiloé el año 82, la idea era profundizar acerca de lo hecho en nuestro primera y segunda expedición por las islas de Chilhué. Uno de mis objetivos era conocer a José Santos Lincoman, el Lonko Poeta. Viajamos de Chonchi al mítico territorio de las comunidades huilliche, específicamente a Compu.



En el año 81, nuestro segundo viaje al archipiélago, se nos habló variablemente de establecer contacto con personajes que nos ayudaran en nuestro afán de aprendizaje y perfeccionamiento. En ello surgió varias veces, el que teníamos que conocer al famoso José Santos Lincoman, Lonko Poeta huilliche de la Comunidad de Compu. 

Nos propusimos conocerlo y todo resultó recién en el año siguiente, el 82. Estando en Chonchi, nos contactamos con algunas personas que le conocían, nos animamos y junto a mis compañeras y compañeros viajamos más de 30 kilómetros hasta que llegamos a Compu.

El lugar era hermoso, el estero de Compu, a orillas de la carretera, en ese tiempo camino de tierra. Territorio huilliche que nos recibió con su energía milenaria de bosques y mar conviviendo desde siempre, aquella a la que llaman cultura bordemar. 

Debo declarar hoy, después de más de 35 años, que no olvido la energía que surgía de aquel lugar, el silencio del silencio, el secreto hechizo que se instaló en mis cuerdas y sangres, al percibir tal energía…los faunos y nomos del bosque nativo conviviendo con sirenas y hadas del mar. Aire puro, viento limpio…la tierra y el mar en su esplendor. Sin embargo, no debemos quedarnos solo con aquellas sensaciones y visiones, que suelen a veces ser leídas como superficiales, tal vez derivadas de una visión y lectura más bien turística. 

Aquí, como en múltiples lugares, se dejó caer la oscura y mala energía de los poderosos destructores del hábitat geográfico, el bosque y los fondos marinos, como también de aquellos territorios profundos de lo espiritual, de lo humano. El neoliberalismo e imperialismo del poder hizo su trabajo aquí, en el Sur del Sur.
El pueblo huilliche de Chiloé fue reducido a comunidades (por ello las llamaron “reducciones”), es decir, también se produce el robo de sus tierras y pertenencias.


La falta de trabajo y oportunidades los oprime y desgarra, el alcoholismo y otras calamidades se dejan caer sin pausa ni perdón.
Hoy que llueve en Santiago se viene a mi memoria la limpia lluvia del Sur y no puedo dejar de decir que el escribir estas palabras emociona la letra, por este encuentro con este territorio, que es más bien un universo y que fue uno de los más emocionantes y transformadores que haya tenido en mi vida. Conocer y saber del pueblo huilliche de Chiloé cambio el paradigma de nuestras vidas, la del Chilhué.

Conversando, muchos años después con Héctor Leiva; Renato Cárdenas y otros próceres de la cultura chilota, pude cuantificar el tremendo valor de este encuentro con Santos Lincoman.  Por otro lado, cuando trabajamos para la OPDECH, ellos recuperaron su obra en un Poemario que recopila varios de sus poemas y escritos. Cuando jóvenes o poco lúcidos, en relación a nuestros antepasados, no se dimensiona el tremendo valor que nos aportó a mí y al Chilhué este descubrimiento, y digo descubrimiento porque no se nos habla de esto, en los colegios. Más bien la historia, la verdadera historia, transita por los recovecos oscuros de nuestra formación que como una antorcha luminosa de conocimiento.

Preguntando y preguntando, nos dimos a la tarea de ubicar a Don José Santos.  Conocerlo era nuestro afán. Logramos, después de recibir la información de cómo llegar hasta él, adentrarnos en su campo. Un sendero que bordeaba una colina a contraluz de un sol de mediodía, se nos apareció su pequeña figura en lo alto de la colina. Mi sensación y creo que la de mis compañeros fue de asombro, un lonko huilliche con aura dorada, se acercaba hacia nosotros como Chau Antu (Padre Sol).
Era de baja estatura, no más de un metro cincuenta o cincuenta y cinco, sin embargo, se nos presentó como un gigante, y al doblegarnos ante la imponencia de su presencia, nos saludó de igual a igual, como un hermano, en horizontalidad. 

Fue tanta la emoción que no atinamos a nada más que a escucharlo, oírlo con fascinación extrema. Las cámaras, las grabadoras no funcionaron ese momento y ese día, tan abstraídos estábamos, que no atinamos a más nada que aprovechar el mágico momento de la conversación, el dialogo. Recuerdo que solo tengo una foto de aquel encuentro, aquella de Don José Santos Lincoman a contraluz en la colina.

En otra crónica profundizaré acerca de este encuentro y de lo que se conversó aquel día y en otros que nos volvimos a encontrar.

Marcos Acevedo Encina.
Director de Chilhué.
Agosto 2017.

Recordando este artículo y buscando una fotografía para el Lonko José Santos Lincoman,  ubique una crónica escrita por Milcaos (año 2010), donde nos relata de esta persona. Va esta crónica para conocer más de José Santos Lincomán.

Cacique José Santos Lincomán, a 100 años de su nacimiento.

lincoman_opdech_0001.jpgPor Milcaos

El 25 de noviembre de 1910 nace el cacique en la pequeña localidad de Compu a pocos minutos de Quellón. En vida fue pieza clave de la organización del pueblo Huilliche, pero su vida como su obra permanece casi en incógnita para muchos estudiantes chilotes a pesar que el pasado mes de noviembre se cumplieron 100 años de su nacimiento. 

A continuación, extractos de los discursos preparados por el Consejo General Indígena Huilliche de Chiloé y leído por el entonces secretario general y Cacique de  las comunidades el hoy fallecido lonco Carlos Orlando Lincomán, el 7 y 10 de julio de 1984 y 1986, en la ceremonia de despedida y homenaje de su lonco, amigo, poeta, jefe y camarada* José Santos Lincomán. 

“…Nos referimos al lonco José Santos Lincomán Inaicheo (Q.E.P.D.) fallecido una tarde fría de julio, tosiendo por no tener atención médica y con una pulmonía en sus huesos. Novedad que no es hoy día para los que conocemos la miseria en que están nuestros hospitales y postas a nivel nacional.”

“… le debemos sabiduría, poesía, lucha y dignidad. Así es; después de capitanear los más diversos lanchones y navegar por todos nuestros territorios de las grandes Guaitecas, de cultivar la tierra con amor y ser un campesino indio digno, un pescador por excelencia, mariscador cholguero y tantas cosas que nosotros como herederos legítimos de la tierra sabemos hacer.”

“este día 7 de julio de 1984, lo hemos denominado Día de la Dignidad del Pueblolincoman_opdech_0003.jpg Huilliche, y será de aquí en adelante un día de lucha, de combates y de alegría. Este es un día también para recordar a todos los caídos por causa de la naturaleza y también de la guerra que hemos librado por cientos de años.”

“Desde que el mundo es mundo y la tierra es tierra, nosotros hemos vivido en todo nuestro Archipiélago de Chilhué, porque el nombre Chiloé lo puso el español. Para nosotros, los indios, nuestra tierra se llamó y se llamará siempre “Tierra de Gaviotas”.”

“Poco a poco, primero llegaron los españoles y como nos vieron bondadosos y con otras virtudes, comenzaron a aplastarnos y a aniquilarnos, así y todo nuestras luchas fueron recordadas por la historia verdadera y no por la que nos muestra la burguesía. La rebelión de Quilquico en 1712, determinó declarar la guerra abierta a estos llamados conquistadores”

“José Santos Lincomán Inaicheo asumió su cargo por un motivo principal que fue el exceso de pago de contribuciones y haberes de las tierras que fueron y son nuestras, llagando incluso hasta el archivo histórico nacional buscando antecedentes sobre el derecho de las tierras indígenas. Esta lucha no fue en vano, porque gracias a su tesón, sacrificio y razón de causa, el gobierno de esa época de Don Pedro Aguirre Cerda consideró algunos derechos del Indio Huilliche, y más adelante reconoció la validez del documento histórico dejando esta gran consideración al presidente Juan Antonio Ríos Morales antes de su repentina muerte”.

“En el gobierno de Juan Antonio Ríos y siguiendo el andar del tiempo, se da una orden ministerial donde se da comienzo a la medición global de nuestro fundo Coihuín. Se logró la exención total del pago de contribuciones y haberes, incluso favoreciendo a los hermanos huinca. Sin embargo, los hermanos huincas no respetaron ni consideraron lo que este hombre hizo por ellos”.


“Después llega el castigo de la tierra, el terremoto y maremoto quien azota a nuestro Archipiélago y a gran parte de nuestro país en 1960, dejando desolación y pena. Sin embargo con su guía volvimos a reconstruirnos, viajando a Santiago personalmente para tramitar ayuda para su pueblo...”

“…Toda esta lucha por la tierra no fue fácil a costa de nuestro Cacique que hoy sepultamos; discriminación hasta encarcelamiento antes y después siendo su último después del 11 de septiembre de 1973 donde fue llevado hasta la presión de Chin-chín en Puerto Montt donde también escribió un poema del cual me permito extraer alguna líneas dice así:

“suena la puerta de mi ruca
La Tralca vas a entregar
No hay Tralca ni lo conozco
Sólo el juez decidirá.
Ya los halcones me llevan
Ya no hay calor ni comida
Sólo pensaba una cosa
Ya se termina mi vida…”

“Comienza nuestro pueblo una nueva era de toma de conciencia por nuestros deberes y derechos, y la autoridad debe ceder algunas de nuestras peticiones y así a la fecha han otorgado algunos títulos de dominio a algunos miembros de nuestras comunidades que nos dejan conformes aún, ya que solicitamos la propiedad global que decide el titulo de comisario de tierras”.

“Estimados hermanos y amigos presentes, el trabajo de este hombre no fue en vano y merece un lugar preferencial en la historia de Chiloé”.

“José Santos Lincomán Inaicheo, fallece en una tarde de julio, enfermo y sin atención medica, no sin antes dedicarle una sonrisa a su nieto y su pueblo”.

“Enseñando nuestra lengua a nuestros hijos, fue un escritor sin descanso, sus poemas y canciones le cantaron al amor, a las costumbres, a la justicia social, a la naturaleza y a su raza. Me permito en esta ocasión tomar algunas líneas dedicado al pueblo Huilliche. Dice José Santos:

“saludo a mi pueblo querido
Saludo a la tierra mía
Tierra que sin alegría
Solo cultiva el dolor
Solo esperando el albor
Que llegará algún día
Llegará a esa tierra mía
Con su montaña y su flor.

Levanta hermano querido
De tu soñar de esperanza
Que nuestra tierra hay confianza
Como viene el alba y el día
Ese rubio y gran señor
Sobre la cordillera fría
Tiende sus rayos el sol.

No queremos tiranía ni menos opresión
Queremos una nación!!Libre su soberanía¡¡
Que viva la tierra mía y el pueblo trabajador
Abajo los traidores que venden a mi nación”


* Extractos de los libros “canciones y poemas de un Lonco Huilliche de Chilhué” (año no determinado) y “Poesía y cuento” (1990), ambos de la Oficina promotora del desarrollo chilote, Opdech.





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