Semana Santa, sentimiento religioso del hombre del pueblo chileno.



El invitado de hoy y que siempre está con nosotros, Oreste Plath, nos da una mirada a la Semana Santa en nuestro país, por supuesto que este escrito está en el libro "Folclor chileno", en una edición corregida y anotada por Karen P.Müller Turina, colección Biblioteca Chilena, de la editorial Fondo de Cultura Económica Chile S.A., ubicada en Paseo Bulnes 152 ( a mano izquierda, entrando por Avda. Bernardo O'Higgins). Santiago.Chile.
  
Comenzamos con una reseña del Calendario Religioso chileno, para que entremos en este apasionante tema, donde nos daremos cuenta de una fiesta religiosa heredada del Viejo Mundo.
En la música, un conjunto de larga trayectoria y mucha recopilación, Grupo Paillal y su director Osvaldo Jaque, destacado recopilador de nuestras costumbres y cantos.

Vamos con Oreste Plath...


  1333822226892-Portada_Folclor_Chileno.jpgCALENDARIO RELIGIOSO.

El sentimiento religioso del hombre del pueblo chileno se expresa acompañando y participando activamente en festividades y celebraciones del calendario popular.

Pasaron del Viejo Mundo al Nuevo Continente casi todas las costumbres y hechos folclóricos. Fiestas completas con representaciones han atravesado el océano para realizarse en América. Dan exacta cuenta de esta realidad, viejas estampas y el mapa geográfico donde se ubican los santuarios lejanos, depositarios incansables de la tradición.

En los santuarios del Norte Grande o Norte Chico se destacan aspectos de la devoción del pueblo, en la que laten costumbres y un pulso histórico; danzas legendarias, que recuerdan los Autos Sacramentales; cantos religiosos con remanentes de poesía popular; música que viene de otros imperios —de los quechuas y aimaras—, que se realizan con instrumentos nativos y europeos.
La mayoría de los villorrios del norte están bajo la advocación de un santo, el que se venera una vez al año en un convivio religioso-tradicional.

Cada una de estas festividades tiene sus características. Participan comparsas que visten trajes que hablan de la lucha del mal contra el bien en un sincretismo indígena-hispánico. Estas comparsas o agrupaciones tienen distintos nombres, trajes, instrumentos, y son conocidos por el común, con el nombre genérico de chinos, fieles servidores de la Virgen.

Si los mineros están bajo alguna advocación, los pescadores tienen la suya y su patrono es San Pedro. La procesión marítima de San Pedro es acompañada por gente del oficio, la que le da un carácter marinero y civil. Esta festividad se realiza en grande, tanto en puertos como en caletas.
Estas procesiones o festividades ofrecen variedades caracterizadas por los ceremoniales; por los escenarios: norte, centro y sur; por los participantes.

Entre las celebraciones que el pueblo tiene junto a su corazón está la de Semana Santa, la Cruz de Mayo, San Antonio, la Noche de San Juan y la procesión de San Pedro.

El pueblo no se evade de los fondos de la autenticidad. La tradición los sustenta, los confirma.
Así como viven ardientemente su destino atados a la tierra, hincan sus almas rudas.
Ayer como hoy, el pueblo abandona sus preocupaciones y deja rodar su alegría y su fe.

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Semana Santa.

Desde los tiempos apostólicos, se celebran los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. Y a esta semana se la llamó: Semana Mayor, Semana Penosa, Semana de Lamentos, la Santa y Gran Semana, siendo los días de ella, llamados Santos: Domingo de Ramos, Lunes Santo, Martes Santo, Miércoles Santo, Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo.

Las prácticas especiales de la Semana Santa, son una oración más asidua y ayuno y abstinencias más austeros.
Los oficios son, por dicha causa, más largos durante estos días. El colorido de la liturgia se torna cada vez más lúgubre, hasta llegar al silencio que enmudece a las campanas desde el Gloria de la Misa de Jueves Santo, hasta la del Sábado, y quedando desnudos los altares en señal de duelo y desolación por la muerte del Amado.


Iniciación del silencio: Silencio (del latín silentium), etimológicamente significa abstención de hablar y, en sentido figurado, falta de ruido. En las Semanas Santas este personaje de la expresión humana se volvía súplica y era pensamiento que el alma sostenía consigo misma.
En la ciudad, sólo corrían los coches que llevaban el Santo Viático. Las carretas que surtían a Santiago de los productos de la chacarería, transitaban con sus ruedas fajadas para no quebrar el silencio, el silencio de respeto.

Recogimiento: La Semana Santa era una semana de recogimiento y durante todos los días se veían las iglesias muy concurridas. La gente vestía de oscuro. Las mujeres usaban pollera negra y manto.
Era una semana de serias abstinencias. No solamente no se comía, no se cantaba ni tocaba el piano, sino que ni los más empedernidos pecadores hablaban fuerte.

Creencia: En estos mismos tiempos era una creencia muy arraigada que aunque el día amaneciera bonito, se descomponía, se nublaba.

Ayunos: El Viernes Santo no se hacía de comer, sino el día antes y se guardaba. En estos días de rezos y abstinencias, el ayuno llegó a ser tan rígido, que algunos o no comían nada, o sólo cosas secas.
Las épocas fueron cambiando y la Semana Santa tuvo sus especialidades bucólicas, o sea, los dulces de Semana Santa y no servírselos era un delito. El rigor penitencial entregó un recetario de comidas de vigilia. El bacalao y el salmón se combinaban en variadísimas formas. Aquí el refrán español toma su auténtico sentido: El sermón y el salmón, en la Cuaresma tienen razón.

Comidas: Las cocineras chilenas no olvidan de preparar las entradas de cholgas o machas; los caldillos de pescado; de huevo; las tortillas de papa; las empanaditas de locos, de queso; el cochayuyo con papas y cebolla frita. Y la minuta de Semana Santa va teniendo distinto sabor y color según la región.

 Preparativos: En lo antiguo se preparaban para esta Semana y muy especialmente en los conventos, donde hasta las criadas lucían una tenida nueva. Las religiosas se preocupaban de los gastos de las ceremonias.

Si se mira la Semana Santa del año 1778, se verán los gastos que se efectuaban con este motivo en el Monasterio de Clarisas de Nuestra Señora de la Victoria:

“Seis pares de zapatos para los tres criados del Monasterio, Antonio, Ignacio y Tomás, a diez reales. Seis pares de zapatos para las criadas, que dio el zapatero Hermenegildo, a cinco reales. Una arroba de cera de Castilla para la Semana Santa, que debe arder en el Monumento. Ocho pesos para el Sermón de mandato; Diez que se pagó por el de Pasión, y Seis pesos para las otras tres pláticas”.

La Plaza Mayor: La Plaza Mayor, o sea, la actual Plaza de Armas de Santiago, contó en su primera época con el rollo, picota en que se ajusticiaba o castigaba a los reos de algún delito. De aquí el Váyase al rollo. La cárcel estaba frente al rollo; donde ésta es el actual edificio de la Municipalidad de Santiago, que luego de incendios y terremotos vio construido un nuevo edicifico en 1811.
En esta plaza se hacía la comida para los presos, quienes en esta ocasión  salían una de las noches de Semana Santa, a pedir limosnas por las calles, sacudiendo sus grillos y vigilados por centinelas armados.

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 Viernes, día aciago: El Viernes, como día aciago, existe en todos los países cristianos. Y así dice el refranero: El que ríe mucho el viernes, mucho tendrá que llorar el domingo. En este día, no son pocos los que se guardan de acometer empresas. Y la base la encuentran en que la muerte de Jesús fue un día Viernes y que, en un día Viernes, Adán y Eva comieron el fruto prohibido.

En Santiago del Estero (Argentina), el Viernes Santo se honra al Señor de la Salud, y existe la costumbre en este día de la Cruz-Reza, en la cual la cruz del Señor Crucificado —una simple cruz de madera— es acostada en una mesa y se le reza y entonan cantos religiosos.

Los guaraníes tienen la creencia que en Viernes Santo la higuera da una sola flor muy codiciada como gran payé, amuleto para la suerte. Estos siempre vieron que en la higuera habitaba una especie de alma fantasma que periódicamente producía quejidos.


En un cuento de la tradición uruguaya, recogido por Ildefonso Pereda Valdés (1899-1996), titulado De cómo el Diablo perdió el poncho, se cuenta que un negro quería aprender a tocar la guitarra. Le aconsejaron que se colocara debajo de una higuera un día de Viernes Santo y que en un solo día aprendería, si así lo hacía.

La higuera ha tenido un papel preponderante en el folclor de todos los pueblos, no ya por sus virtudes narcotizantes o hipnóticas, sino por la magia que ha inspirado a la mentalidad popular. Se ha dicho que “fue el árbol de la sabiduría de cuya fruta comió Adán en el Paraíso terrenal, y que bajo la higuera se ocultó el primer hombre después de su caída. En el folclor judío la higuera no es un árbol de mal agüero, sino, por el contrario, emblema de paz, prosperidad y seguridad colectiva. En la leyenda cristiana se dice que Judas se colgó de una higuera, árbol que también ocupa su lugar importante en la mitología y el folclor de Egipto, Persia y Grecia. Las imágenes de Osiris y de Príapo, el hijo de Dionisio y Afrodita, que representaba a la fertilidad de la naturaleza, estaban labradas en la madera de una higuera, árbol consagrado también a Venus” (Angelo S. Rappaport, El folklore de los judíos, 1941).


 Las Tres Horas: El Viernes Santo se efectúa la ceremonia conocida por Las Tres Horas o Las Siete Palabras, que tuvieron su origen en Lima, Perú, siendo su fundador el padre Alonso María, de la Compañía de Jesús, quien ideó y llevó a cabo la composición de unas consideraciones sobre las Siete Palabras que pronunció el Redentor clavado en la cruz, con el objeto de que fueran hechas el Viernes Santo de cada año, en las tres horas de agonía que sufrió el Señor. De la capital del Perú difundióse, al poco tiempo, la práctica de esta devoción, a otras ciudades de la misma, pasando luego a Chile, Panamá, México y, por fin, a España, comenzando por practicarse en Cádiz y Seviila..

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Palmas benditas:19: El Domingo Santo es uno de los más solemnes del año. Es el de las ceremonias de las palmas y ramos bendecidos. El sacerdote termina la bendición de los ramos pidiendo al Señor que haga a los asistentes a aquel acto, la gracia de imitar la inocencia de los que a su entrada en Jerusalén le salieron a recibir con ramos y palmas, y sean dignas de tener parte en los merecimientos de aquéllos.

En España, el Domingo de Ramos, la gente lleva a la iglesia grandes ramas de laurel y romero, para que el cura las bendiga; estas ramas se cuelgan detrás de la puerta y hacen que no pueda entrar por allí ninguna bruja; suspendidas sobre la cama, preservan de los amaños del demonio.

            De aquí la costumbre entre la gente de campo, de conservar religiosamente las palmas benditas en la cabecera de sus catres, o al pie de la imagen de su particular devoción.
El pueblo guarda estos ramos contra los fenómenos de la naturaleza.

 19 Palmas benditas recuerdan las palmas y ramos de olivo que los habitantes de Jerusalén batían y colocaban al paso de Jesús, cuando lo aclamaban como Rey y como el venido en nombre del Señor.

 Procesiones: Una de las principales solemnidades de los días de Semana Santa son las procesiones y pasos. España las tiene muy variadas, siendo una de las más notables la que se realiza en Sevilla.
En la Semana Santa de Sevilla, las cofradías visten con el atavío de los penitentes medievales, ellas acompañan el paso y son las verdaderas sostenedoras de la festividad.

En otros tiempos los nazarenos iban a las procesiones vestidos con túnica morada. Nazareno, quiere decir, natural de Nazaret. Perteneciente a esta ciudad de Galilea. Dícese del que entre los hebreos se consagraba al culto de Dios. De ahí que Nazareno era el que iba en las procesiones disciplinándose, azotándose, haciéndose sangrar.


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 Cucuruchos:20 En Chile, fueron los cucuruchos los personajes de Semana Santa. Estos iban vestidos de larga túnica negra y sobre la cabeza, abarcando la cara, traían puesto un largo cambucho en el cual se mostraban dos ranuras que simulaban los ojos. Estos cucuruchos recorrían las casas pidiendo limosna para los gastos de la Semana Santa y poniendo un poco de pavor en los niños, que los llamaban el cuco.

El tono de su voz asustaba a los niños y su decir era: Una limosna para el santo entierro de Cristo y la soledad de la Virgen.

 20 Su origen se remonta a los primeros trajes de peregrinos utilizados en la Europa medieval en los inicios de la cristianización.

 Penitencias: Se celebraban procesiones al fulgor de las velas y los penitentes que acompañaban las procesiones se cubrían con un saco de tela, abierto por la espalda y se disciplinaban de modo que se veía correr la sangre de la parte descubierta. Estas procesiones eran conocidas como de sangre.

Otros penitentes recorrían la ciudad llevando velos negros y azotándose duramente las espaldas desnudas. Esto les era a veces impuesto como penitencia por sus confesores, pero de ordinario, lo ejecutaban de su propia voluntad. Otra manera de penitencia era cargar a cuestas una cruz pesada de madera para conducirla a alguna de las iglesias principales, llevando el penitente atadas las muñecas a los maderos de la cruz. Esta clase de devotos tenían que ir acompañados de amigos, para evitar que se cayeran, porque, inevitablemente, se lastimarían mucho al dar un paso en falso, estando sus manos ligadas. Muchos de ellos, aun hombres robustos, se desmayaban con el peso de la cruz. Cuando se les desataba, sus amigos tenían que bajarles los brazos poco a poco, por cuanto sufrían horriblemente si se les soltaba de improviso.

Los que no estaban dispuestos a despedazarse, o sufrir como los anteriores, acompañaban la procesión con un pesado trozo de madera sobre el cuello, a lo largo del cual llevaban los brazos extendidos en cruz y amarrados firmemente.

 Procesión del Pelícano: El Viernes Santo se celebraba en Quillota la Procesión de la Soledad, del Descendimiento o del Entierro de Cristo, llamada allí Procesión del Pelícano, por semejar la forma de esta ave la urna que recibía al Crucificado. Esta celebración no sólo era esencialmente religiosa, sino patriótica y popular.

El Pelícano estaba trabajado en madera de patagua, un enorme pelícano sobre cuyas alas entreabiertas y sobre almohadones de raso debía ir el Cuerpo de Cristo. Esta anda representaba el simbólico pelícano, que según refiere la leyenda, se hiere el pecho con su pico para rociar sus hijuelos con la sangre que de él mana, dándoles así la vida. El anda era llevada en hombros por jornaleros del puerto de Valparaíso, que en número de cuarenta, concurrían por manda, a cargar este paso.

 * La investigadora María Bichon, describiendo una Semana Santa de antaño, en la capital, cuenta que en la Procesión del Señor Cautivo, que se realizaba el Jueves Santo y que salía de la Capilla del Matadero, los santos eran vivos, es decir, tomaban parte en ella individuos pertenecientes al gremio de matarifes, que con vestidos y pinturas abigarradas quedaban convertidos en apóstoles, judíos y otros personajes bíblicos.

 * En el valle del Choapa, en la localidad de Salamanca, se celebra la Semana Santa con participación de los cucuruchos, los que efectúan las 14 estaciones, después proceden al descendimiento de Cristo en la Cruz: le retiran la corona de espinas, le desclavan los brazos que son articulados; los pies, y, finalmente, lo descienden, lo envuelven en un paño blanco y se lo presentan a la Virgen.

 * En el desierto nortino, allá en Codpa, realizan una procesión nocturna de Semana Santa, encabezada por un personaje que hace de sacerdote. Van con antorchas, con matracas y todos caminan dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás. Así recorren el perímetro del pueblo. El que la encabeza, en cada casa, recibe una atención, la que consiste en un vaso de vino de Pintantani, vino del valle de Codpa. Esta procesión dura toda la noche.

 Quema de Judas: Hoy, el Domingo de Resurrección, después de mediodía, frente a la parroquia del pueblo, en una plazuela se arma una horca; o, de una vereda a otra, por lo alto se atraviesa un alambre, que servirá para colgar a Judas Iscariote. También se habla de prenderlo o quemarlo.
Judas es un monigote vestido a la moderna —chaqueta y sombrero hongo en el cual no se descuida ni el detalle del bigote.

Esta representación del discípulo infiel está llena de cohetes, petardos. Es un verdadero polvorín.
Judas es montado en un asno para recibir el escarnio del pueblo; después de algunas vueltas por la plaza, se ordena que se le cuelgue. En esta posición viene la apertura y lectura del Testamento de Judas. Testamento que está compuesto de letrillas de sabor humorístico.

Un distinguido tradicionalista chileno, don Manuel Isaac Aravena difundió en La Ligua, testamentos de Judas; las palabras que pronunciaba el Notario para cerrar el acto con todas las formalidades legales, y la fórmula que decía el que desempeñaba las funciones de Inquisidor.

Testamento:

 “Nací, y es dato seguro
donde vi la luz primera,
en este pícaro mundo,
en la tierra de Judea.

Soy perverso redomado
un traidor que nadie iguala:
infame, cruel y malvado,
a Cristo vendí con saña.

Soy el peor de los humanos,
como fue de los soberbios
del cielo precipitados,
Luzbel, el rey del infierno.

Declaro no tener bienes
fuera de mis vestiduras
(Al notario le conviene
así acortar la escritura).

Pero, en cambio, con los males
podría llenar los libros...
Buscaré los principales
que quepan en el registro.

Dejo todos mis embustes
y fina palabrería
a los mocitos y futres
que juran falso a las niñas.

Mis más dolientes suspiros
a las viejas de La Ligua,
que buscan los amoríos
cual premio gordo en las rifas.

Item más, señor notario,
escríbalo usted clarito:
un regalo, ¡qué regalo!
a las mujeres dedico:

y es el mejor amuleto
para encontrar buen marido:
este corazón de afrecho
se los doy en pedacitos...”

El notario rodea el acto con las siguientes formalidades legales:

“El notario firmante certifica,
como es su obligación,
que el testamento Judas lo termina
estando en su razón.

Y de la pieza entera di lectura
en clara y alta voz,
ante testigos, para evitar dudas,
oyendo el testador”.

A una orden del fiscal se enciende una mecha y el que hace de inquisidor se la arrima a Judas, mientras va diciendo:
 “Sin vacilar un instante,
como ejecutor supremo,
a este judío errante
lo cuelgo y le pongo fuego”.

            Ya se quema, ya estalla y se retuerce como un triste pelele. Unos ríen y otros maldicen a Judas.

 Correr a Cristo: La Fiesta de Cuasimodo se distingue por su estruendo y por los atuendos de los participantes o cuasimodistas, que corren a Cristo.
Para Cuasimodo se hacen estallar petardos y los cuasimodistas visten con semejanza a soldados romanos, otros con una capelina y un pañuelo de seda amarrado a la cabeza; o simplemente de huasos.


El día de Cuasimodo, en los campos, se coloca una bandera blanca en las casas en donde hay enfermos que necesitan de auxilio religioso. De la parroquia sale el sacerdote con alguna anticipación, llevando estos auxilios y poco tiempo después llegan los caravanistas, los cuasimodistas. Los dueños de casa atienden a la comitiva.

El sacerdote que va anticipando la salida llega hasta otra casa que exhibe bandera, mientras arriba de nuevo el grupo, y así sucesivamente hasta terminar el recorrido completo de enfermos.
Este ceremonial se efectúa con variantes en muchas partes del país. Todavía se celebra en San Miguel, Colina, El Guanaco, El Salto, Las Condes, Talagante. Y siguen en la parte de la región central.

Entre los cambios operados se puede registrar, como signo de los tiempos modernos, el que junto a los jinetes vestidos a la vieja usanza, corren ciclistas, con sus bicicletas ornamentadas con cintas de colores.

 Notas complementarias.

 En la Semana Santa de Sevilla, las cofradías, vestidas con el atavío de los penitentes medievales, acompañan al paso. Son ellas las verdaderas sostenedoras de la festividad.
La Semana Santa de Sevilla se presenta en América con festividades impresionantes y sobrecogedoras. Procesiones, penitentes, representaciones a lo vivo de los cuadros de la Pasión de Jesucristo. Y no faltan, tras las andas, con un sabor de procesión sevillana, las grandes damas llevando sobre su tocado la clásica mantilla española.

Consuelo Reyes C., en Recuerdos de Guatemala describe el cortejo del Santo Entierro que se inicia con la marcha de millares de cucuruchos regiamente vestidos de negro. Y siguen las andas o grupos escultóricos que allá se llaman los pasos. Al final 22 cucuruchos llevan en magnífico sepulcro —finísima urna de broquel dorado y cristal, iluminada con pequeñas lucecitas adornadas con las más bellas orquídeas naturales—, el cuerpo rígido del Señor.

Fernando Buitrago Morales, en Costumbres y creencias de Nicaragua (1953) cuando se refiere a la Semana Santa del indio, dice que ella se reduce al Domingo de Ramos, refiriéndose a los nativos de Boaco. La mayoría estrena trajes plenos de colorido y comulgan a su manera, algunos desayunados. En los campos tienen afán en pasar los días de Pasión en casa; no trabajan; el jueves y el viernes se dedican a visitar a sus vecinos; el Sábado de Gloria y el Domingo de Pascua lo celebran con chichadas, es decir, con una reunión en la que se bebe abundante cantidad de chicha.

Pedro de Répide, dice que en Puerto Cabello, en Venezuela, se siguen con fervor las devociones de Semana Santa. Casas principales de la población conservan el honor de dar albergue y custodia a pasos o imágenes la parroquia de La Caridad guarda la urna del Santo Entierro. En la de San José tiene la Soledad su trono. La Dolorosa Madre sale al encuentro de su Hijo y reunidas ambas comitivas se forma el caudal de la procesión.

En Argentina, Santiago del Estero, durante la Semana Mayor, el Velorio de Jesús es ceremonia folclórica en toda la provincia. En Yavi, población de la puna Jujeña, se conserva el espíritu y las costumbres tradicionales del norte argentino y a la vez la obra evangelizadora se mantiene, en algunos aspectos, intacta, según Rafael Jijena Sánchez (1904). En esta población mestiza, el Viernes Santo adquiere contornos alucinantes. En las procesiones portan pequeñas cruces adornadas. Se rememora el Calvario entre cánticos, oraciones y llantos.

En la madrugada del sábado, reunidas las doctrinas en la iglesia, se despiden de Nuestro Señor, de la Santísima Virgen y de los Santos, tomando gracias con sus cruces y confiándoles en voz alta sus necesidades y rogando felicidad para el próximo año.

En Paraguay, según Irma Isnardi, el pueblo católico cumple con la vigilia y para ello un mes antes de la Semana Santa se abastece de queso, maíz, grasa de cerdo, es decir, todo lo necesario para preparar la tradicional torta de maíz y pan de almidón.
El Jueves Santo van en procesión al cementerio, en donde retiran las cruces de las tumbas de sus muertos y les rinden homenaje en sus casas. Los vecinos del barrio se organizan y recorren los calvarios o pesebres de las cruces, llevando en la mano faroles encendidos y entonando antiguos cantos religiosos. Las cruces vuelven al cementerio el Día de la Cruz, 2 de mayo.

La Quema de Judas, de origen mítico, se trasplanta de España a América.

En México, las coheterías ofrecen Judas de grandes dimensiones. El Sábado Santo o de Gloria se quema a Judas. Es una figura de cartón, llena de pólvora y cohetes que se cuelga en una cuerda y que los juderos hacen estallar entre gritos y matracas. Hay Judas en forma de diablos.

En Argentina, explotan los Judas, con menos fuerzas que en México. Aquí el Judas es un muñeco de género relleno de monedas y pólvora. Las monedas representan la venta de Jesús. Esta pantomima tiene más carácter en la región próxima a la zona Calchaquí. Por aquí se le sienta arriba de una mesa.
En Perú se quemó a Judas en Lima y ahora en ciertas ciudades. El monigote es rociado con parafina y se hace arder previa lectura del testamento. En Huancavelica la quema de Judas se hace el día 3 de mayo, día de la Santa Cruz.

En Brasil, en otra época era un mono de paja que se colgaba de un árbol. Hoy, en los barrios modestos de distintas ciudades, el Judas es quemado, roto a palos, apedreado o manteado. Gustavo Barroso, en su obra A través do folklore (Sao Paulo, 1927), entrega esta referencia sobre los testamentos de Judas: “Se conserva en el Nordeste brasileño, especialmente en Ceará. Aquí se caracteriza porque intima con personas conocidas y las ridiculiza aludiendo a sus defectos”. Y agrega: “La inspiración de tales piezas viene de la Edad Media. También en Francia”.

En Bolivia, en algunas regiones del Beni o en parajes cercanos a Cochabamba, se quema a Judas.
En Nicaragua se le cuelga del pórtico de algunas iglesias, en los pueblos chicos se le apedrea y en otros no se le quema; al llegar la noche se le descuelga.

En República Dominicana la quema se hace, un tanto decadente, en la propia capital y subsiste la costumbre en algunos pueblos del Norte.

En Colombia los Judas fueron colgados, luego arrastrados y finalmente arrojados al fuego. Estaban impregnados de materias inflamables. En otras regiones Judas es colgado.

En Venezuela la quema de Judas se realiza el Domingo de Resurrección. Es una figura de trapo, papeles, paja y cohetes. Se monta en un asno y se le pasea por las calles haciéndolo objeto de escarnios. Al anochecer lo desmontan y leen su testamento en versos.

En Cuba es costumbre antigua y la reconocen llegada de España. La ceremonia consiste en colgar un pelele o muñeco y quemarlo después de acribillarlo a tiros de fusilería.

Fotografías: Inicial) Oreste plath, con cerámica Quinchamalí. 1) Portada libro "Folclor Chileno", Oreste Plath. 2) Grabado de Jesús 3) Jerusalén, Muro de las Lamentaciones. 4) Ramos hechos de ramas de palmeras, para el Domingo de Ramos. 5) Cucuruchos semana santa. 6) Cuasimodo en La Florida.

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