Ciudad de Santiago. Fundación. Parte 2.

Ya estamos nuevamente con Santiago, esta ciudad que nos tiene estresados, nos hace andar más rápido, también hace que algunos anden siempre enojados (no sabemos con quién, pero es así), claro que Santiago nos ofrece también mucha cultura, donde divertirnos, estudiar, ya que las mejores Universidades están acá (no desestimando otras del norte y sur del país), etc.

Santiago es solo la capital de Chile, la mayoría de los santiaguinos encuentran fea a su capital,  dicen: "es gris, fome, ¡ le falta un carnaval!, no motiva Santiago, etc".

Pero sabemos que tiene mucha actividad, que no la veamos es otra cosa, tenemos un Circuíto Cultural Santiago Poniente, que abarca Planetario USACH, Museo Artequin, Centro Cultural Matucana 100, Biblioteca de Santiago, Museo de Arte Contemporáneo Quinta Normal, Museo Nacional de Historia Natural, Universidad de Santiago de Chile (que se suma además con la Radio USACH), Centro de Extensión Balmaceda Arte Joven, Museo de la Educación Gabriela Mistral, Casa de Moneda, Universidad Arcis, Museo de la Memoria y los Derechos Humanos y Museo Aeronáutico, donde las actividades se coordinan entre estas entidades, haciendo un círculo virtuoso como un polo cultural activo, entre los ejes Alameda, Matucana y Parque Quinta Normal. acá en FyCCh., informamos de todas sus actividades.

Bien, estamos en Santiago y conociendo un poco de su historia, sus monumentos, sus canciones, fotos, bla, bla, bla...


Vamos con Santiago...



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Extracto de la Carta enviada por Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V en el año 1545.

En la ladera sur del Cerro Santa Lucía existe un monumento que consiste en una piedra de 2 metros de altura, labrada con un párrafo extractado del texto de la carta que envió Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V el 4 de septiembre de 1545, donde describe las bondades de la nueva tierra conquistada:

"Y para que haga saber a los mercaderes y gentes que se quiesen venir a avecindar que vengan; porque esta tierra es tal que para vivir en ella y perpetuarse, no la hay mejor en el mundo, digolo porque es muy llana. Sanisima de mucho contento; tiene cuatro meses de invierno no más que ellos si no es cuando hace cuarto la luna que llueve un día o dos todos los demás hacen tan lindos soles que no hay para que llegarse al fuego, el verano es tan templado y corren tan deleitosos aires que todo el día se puede el hombre andar al sol que no le es importuno. Es la más abundante de pasto y sementeras y para darse todo género de ganado y plantas que se puede pintar mucha e muy linda madera para hacer casas infinidad otra de leña para servicio dellas y las minas riquísimas de oro e toda la tierra está llena dello y donde quieran que quisieren sacarlo allí hallaran en que sembrar y con que edificar. Y agua. Leña y yerba para sus ganados, que parece la crio Dios a posta para poderlo tener todo a la mano".

Carta enviada por el Gobernador de Chile Don Pedro de Valdivia a S.M. el rey Carlos V. 4 de septiembre de 1545.

escudo_de_Armas_de_Santiago_de_chile.jpgAhora, la ciudad de Santiago, tiene su bandera y escudo, tal como cada ciudad de nuestro país, acá estan para ustedes.

Éste es el escudo de armas actual de Santiago, basado en el que se usó desde 1550 a 1863. Según León Echaiz, habría sido retomado durante la Alcaldía de Ismael Valdés Vergara en 1913, pero tenemos algunas dudas: el Monumento a los Mártires de los Voluntarios de Bomberos, inaugurado en diciembre de aquél año, muestra perfectamente dicho escudo. En el actual escudo pueden reconocerse las verenas jacobeas (conchas), tan características de la peregrinación de Santiago de Compostela en España. (Texto de Urbatorium).

Escudo de armas de Santiago de Chile: un león de su color, con su espada desnuda en la mano en campo de plata y por orla 8 veneras de oro en campo azul, según que aquí va pintado y figurado (Real Cédula de Carlos I de España, 1552). Municipalidad de Santiago, escudo de armas.

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Ahora damos un panorámica de la historia de la Ciudad de Santiago, donde he vivido toda mi vida,es por esto que quiero a mi ciudad y trato de mostrarla en sus mejores momentos...

Otro amigo nuestro, llega a colaborarnos, don Mario Céspedes y su señora Lelia Garreaud, profesores, publican en enero de 1988, un libro con el título de "Gran Diccionario de Chile", (biográfico y cultural), si lo encuentran en alguna librería, comprarlo ya que les será de mucha utilidad, en el leemos:

Ciudad de Santiago.

No existe el acta original de la fundación de la ciudad de Santiago. Tampoco existe ninguno de los documentos que han debido ser
escritos durante el largo viaje de la expedición conquistadora encabezada por Pedro de Valdivia que, como se sabe, duró once meses desde el Cuzco hasta el valle del Mapocho. Lo probable es que estos documentos se hayan quemado junto con el acta primitiva de la fundación de Santiago y las primeras del Cabildo en el asalto y destrucción de la ciudad que hizo el cacique Michimalonco a la cabeza —dicen las crónicas— de diez mil indios el 11 de septiembre de 1541.


Lo que existe es el llamado Libre Becerro, que es una certificación hecha tres años después de la fundación de la ciudad, en enero de 1544 por el escribano Luis de Cartagena con autorización expresa del Cabildo de los principales actos efectuados en Santiago hasta la indicada fecha.

El primer acto está relatado en el Libro Becerro en los siguientes términos:

"A doce días del mes de febrero, año de mil
e quinientos e quarenta e un años, fundó esta
ciudad en nombre de Dios y de su bendita
madre y del Apóstol Santiago, el muy magnífico
señor Pedro de Valdivia, teniente de
gobernador y capitán general, por el muy ilustres
Señor don Francisco Pizarro, gobernador
y capitán general de las provincias del
Perú por Su Majestad. Y púsole nombre la
ciudad de Santiago del Nuevo Extremo y a
esta provincia y sus comarcas y aquella tierra
de que Su Majestad fuera servido que sea
una Gobernación, la provincia de la Nueva
Extremadura".

El Primer Cabildo de la ciudad de Santiago o si se quiere, el Cabildo de los fundadores de la ciudad, estuvo integrado de la siguiente manera:

Alcalde de primer voto, Francisco de Aguirre; Alcalde de segundo voto, Joan Dávalos Jufré; Regidores, Joan Fernández Alderete, Joan Bohon, Francisco de Villagra, Martín de Solier, Gaspar de Villarroel, Jerónimo de Alderete; Alguacil Mayor, Joan Gómez de Almagro-, Mayordomo, Antonio Zapata; Procurador, Antonio de Pastrana; Escribano, Luis de Cartagena.
Aparte de los cabildantes, el vecindario estaba integrado por Inés de Suarez, Lope de Ayala, Alonso del Campo, Mateo Diez, Antonio Carillo, Joan de Bolaños, Pedro de Gamboa, Diego Delgado, Pero Cisterna, Joan de Cabrera, Martín de Castro, Joan Galaz, Santiago de Azoca, Joan de Carmona, Bartolomé Díaz, Joan de Funes y Pero Domínguez.

rincones_santiago196.jpg

Después de la ceremonia de fundación de Santiago, Valdivia ordenó hacer el trazado de la ciudad.

Un soldado español llamado Pedro Ruiz de Gamboa que en el Perú había desempeñado funciones de alarife o director de obras, ayudó a Valdivia en estos trabajos. En conformidad con las disposiciones de una real cédula de 1523 el terreno fue dividido en cuadrados de ciento cincuenta varas por cada lado y separados entre sí por calles de doce varas de ancho. Cada uno de esos cuadrados fue dividido en cuatro solares de igual tamaño que fueron distribuidos entre los conquistadores. El cuadrado del centro se reservó para la plaza de la naciente ciudad y dos de sus costados, el del norte y el del occidente, para casas del Gobernador y para la iglesia.

El repartimiento de los solares de la ciudad se verificó el 24 de febrero, es decir, doce días después de la fundación.
Se supone que Ruiz de Gamboa demoró doce días en levantar el delineamiento de las diez o quince manzanas que se habilitaron alrededor del cuadrado señalado para la Plaza de Armas o Plaza Mayor. A medida que el alarife iba demarcando solares y acequias, conseguían los demás soldados que el Gobernador Valdivia les señalara el sitio para levantar sus casas "de barro e pajizas" que así fueron todas, hasta que los indios, como se ha dicho, destruyeron e incendiaron la ciudad en septiembre de 1541 capitaneados por Michimalonco.

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Durante decenios, Santiago fue un apacible y casi desolado villorrio. Los hombres vivían fuera, unos en la guerra de Arauco y otros en sus encomiendas.

 Desde 1541 hasta 1551 hubo algunos años en que los vecinos dormían con el arma al brazo; pero después vino un apaciguamiento cuando se normalizaron las relaciones con el Perú. El temor al ataque indio desapareció para ser reemplazado por el temor a los temblores. Desde un comienzo Santiago fue ciudad de temblores y hasta se podría hacer la antología de los sacudones que espantaban a los religiosos moradores de la ciudad. Todos los cronistas comentan estos hechos disimulando apenas el pavor que la sola evocación del fenómeno les produce. Los terremotos determinaron cambios en lo arquitectónico de la ciudad y enriquecieron las supersticiones del vecindario.


Vicuña Mackenna ha recordado en su inimitable "Historia de Santiago" que en los años más floridos de la Colonia hubo en los patios de la capital el llamado "rancho de los temblores" destinados a cobijar a los despavoridos moradores que procuraban escapar de los efectos del siniestro.

 Los más célebres "sacudones", algunos de los cuales tuvieron sin duda caracteres de terremoto, fueron los de los años 1647, 1657,1751,1783,1822.

Otro enemigo mortal de Santiago y sus habitantes fue el río Mapocho, que con sus invernales y primaverales inundaciones anegaba las calles de la capital y ponía en peligro la vida de los vecinos. Las más destructoras inundaciones ocurrieron en 1609, 1684, 1779 y 1783.

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Pasaron muchos años, más de un siglo, antes que Santiago tomara fisonomía de gran ciudad.

Ya en el siglo XVII los Jesuítas Diego Rosales y Alonso de Ovalle hablan de una ciudad nueva. La mayor seguridad en la vida, la estabilidad de las comunicaciones periódicas con el Perú, las ayudas reales y el crecimiento natural de la población contribuyen a su desarrollo. Los miembros de la Real Audiencia transforman la sociedad militar y encomendera en una sociedad urbana de mayor calidad y rango. De esto queda testimonio en las obras de los cronistas de este siglo. Se advierte, además, en esos testimonios que Santiago fue transformándose en una urbe poblada de templos, beateríos, conventos, claustros, ermitas, casas de ejercicio y de retiro, seminarios y demás lugares donde el culto tuvo soberbias manifestaciones.

"La Roma de las Indias" llama con razón Vicuña Mackenna a la capital de Chile. Hubo claustros como el de las Monjas Agustinas, donde, al decir del Padre Rosales, habitaron más de seiscientas personas entre monjas y criadas.

El Santiago del siglo XVIII nos ha llegado principalmente en el testimonio de los viajeros extranjeros que lo visitaron. John Byron, el abuelo del poeta romántico conoció Santiago en 1741 y ha pintado los fandangos, toros y penitentes de la ciudad. En 1743, Jorge Juan y Antonio Ulloa rinden tributo al clima de la capital y a la belleza de sus mujeres y en 1795 Jorge Vancouver, un tanto escandalizado, anota las licencias que se permiten las mujeres santiaguinas en las reuniones sociales.

Llega el siglo XIX y con él una institución santiaguina que es anticipo de la asamblea deliberante y vociferante: el café. Los ha descrito admirablemente José Zapiola en sus "Recuerdos de treinta años". Areópago pequeño que se anima al mediodía y al caer la tarde sirve, no sólo para jugar un truco o beber sin medida. Mejor aún, sirve para hablar incansablemente y sacarle el cuero al vecindario.

 Por allá por 1808 aparecieron los cafés en Santiago, dos de los cuales tuvieron notoriedad en los días de la Independencia: el que estaba en los altos del Portal Fernández Concha y el de la calle Ahumada, regentado por el español Francisco Barrios.

En esta época, con la piedra del cerro Blanco y la cal de Polpaico, se ha levantado una media docena de  palacios: la Moneda, el Consulado, las Cajas Reales, la Catedral, la Merced, Santo Domingo, el Palacio del Conde de la Conquista, la casona de Morandé, la casa del Corregidor Zañartu en la Plazuela de la Merced, etc.

 Diversiones de la gente eran las peleas de gallos y las carreras de caballo en la Pampilla y el Llano de Portales. De todo esto han dejado testimonio Blest Gana, Zapiola, Pérez Rosales, Mary Graham y Vicuña Mackenna. Conseguida la independencia y gobernado Chile por los chilenos —O'Higgins en primer lugar— salen a las calles capitalinas las bandas de músicos y difunden entusiasmo patriótico tocando ininterrumpidas marchas.

Alejado O'Higgins del poder tienen su auge las enramadas donde se canta, se baila y se bebe. El Parral de Gómez, en la calle de Duarte, hoy Lord Cochrane, donde cantaban las Petorquinas y El Nogal, con su acreditada chingana. Más tarde fue famosa la Filarmónica de don Diego Portales en la calle de las Ramadas, hoy Esmeralda.

Durante la era conservadora se prohibieron muchas de estas diversiones capitalinas, entre otras, el juego de naipes y la chueca que se jugaba en lugares públicos. Junto con la calma y la acentuación del espíritu religioso aparecieron nuevas y modernas construcciones derivadas de los éxitos en la explotación de la plata y el carbón. Casas grandes y pesadas, revestidas de estucos y decoraciones que imitaban servilmente modelos europeos, se alzaron en la Alameda de las Delicias y en algunas de sus calles laterales, como Avda. Ejército Libertador, Dieciocho, República y Avda. España. Dos palacios santiaguinos tuvieron particular celebridad: la Quinta Meiggs y el Palacio Cousiño, situado en calle Dieciocho.

Otros palacios de fama fueron: el Palacio Edwards, más tarde Club de Septiembre-, el Palacio Urmeneta y el palacio de don Maximiano Errázuriz, en Alameda entre Dieciocho y Castro.

La ciudad de Santiago fue fundada y trazada en un cuadro que apoyaba su costado norte en la ribera sur del río Mapocho, del que partían al sur diez calles y su lado oriente en el cerro Santa Lucía, con ocho calles al oeste, de un ancho de cerca de diez metros, las que se cortaban en ángulo recto y encerraban manzanas de 115 metros por costado.


En el año 1552 obtuvo el título de ciudad "noble y leal" y el correspondiente escudo de armas: "Plata el León rampante de gules armado de espada de azur guarnecida de oro; bordura de azur cargada
de ocho venegas de oro".

 La ciudad contó con alumbrado de gas desde 1858, completado más tarde con luz eléctrica; tiene telégrafo eléctrico desde 1852 y ferrocarril que la une con todos los puntos de la República.
Su primer tren fue el que la unió a Valparaíso en 1863. Capital de la República y capital de la Región Metropolitana, está situada a 33°27' Lat. sur y 70°40' Long. oeste.
A diciembre de 1983 la población de la Región Metropolitana era de 4.622.254 habitantes, la ciudad de Santiago contaba con 4.178.534 y la Comuna de Santiago 423. 213 habitantes.
Hoy la ciudad de Santiago tiene 5,5 millones de habitantes y fue declarada como la 3ª ciudad más cautivante del mundo según ranking de CNN.

Fotografías: 1) Logotipo de Circuíto Cultural Santiago Poniente, haciendo clic en el, irán a la página. 2) Piedra en el Cerro Santa Lucía, con extracto de carta a enviada por Pedro de Valdivia al Emperador Carlos V en el año 1545. 3) Escudo de Armas de la Ciudad de Santiago. 4) Antigua vista de los tajamares del mapocho. 1855, óleo de Giovatto Mollinelli. 5) Rincones de Santiago. Postal. 6) La Pérgola de San Francisco. Pérgola de las flores, hoy trasladada a la Vega Central. 7) Garita, Mapocho año 1920.

(Ir a la Parte 3 de Ciudad de Santiago).

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