Nuevo Aniversario de Chilhué
Fue por el año 1980 cuando
escuché por primera vez a Chilhué y lo recuerdo pues me llamó profundamente la
atención su musicalidad y la forma de presentar CHILOÉ, era un nuevo sonido
chilote; vi a un grupo emergente en el campo de la proyección del folklore, y
el tiempo me dio la razón: era un grupo que hacía folklore chilote pero sonaba
distinto a los llamados conjuntos folklóricos, era innovador y se me vino a la mente las palabras
del maestro Piazzola, que decía…. que si la música se estancaba moría, que esta
debía ser como agua fluyente…ello en relación , a la crítica que los tradicionalistas le
hacían en torno a la evolución que él dio al tango.
Así me pareció Chilhué con la
música chilota, había allí un profundo respeto por la tradición, un gran
conocimiento de ella y su entorno, tenía una base sólida en lo teórico y en lo
práctico del folklore. Implícitas en ella aparecían en su interpretación elementos nuevos, posiblemente influenciados
por el jazz y los grupos rockeros de los años 70, que debe ser la época de su
director, mi estimado colega y amigo Marcos Acevedo Encina. Si bien es cierto
su música sonaba a Chiloé, era
enriquecida en su interpretación incorporando nuevos textos con contenidos de denuncias, rechazos, críticas sociales, ecológicas, y con un dejo político tenue y
respetable. Incorpora así mismo, nuevos instrumentos a la música de Chiloé y
evoluciona con la tecnología.
Lo he visto también en la danza que la” contemporaliza”
y enriquece con coloridos y es desafiante en la estética. Creo ha ido
evolucionado hacia la aplicación del folklore dando una lección de trabajo
serio, respetable y digno de admiración.
Su campo de acción se ha
extendido hacia lo étnico de la zona sur austral y allí también están presente
estos elementos característicos del Grupo Chilhué que es un ejemplo de respeto,
de estudio, de creación y re-creación.
Felicidades CHILHUË en su nuevo
aniversario y hacemos votos porque siga entregándonos más productos de de su creatividad, de su interpretación y su
versatilidad.
Felicitaciones a su Director, a
sus integrantes y ex integrantes por su entrega y amor a los nuestro.
Roberto S. Contreras
Vaccaro.
Presidente Honorario
para Chile de la IOV – Organización Internacional de Arte popular -Sede
Austria. Fundador ENAFO .Docente de Folklore y Cultura Tradicional de las
Universidades de Concepción y del Bío-Bío.
Saludo a Chilhué
Chilhué,
es mucho más que un colectivo en el que la música, el canto y la danza
entrelazados con excelencia, recrean con respeto y vanguardia, la vida
cotidiana y la ritualidad de los pueblos del sur del Sur... Es mucho más que un
cántaro desbordado de conocimientos ancestrales y presentes, que se instala en
la posmodernidad, como bloque de resistencia y proyección de una cultura
empeñada en sobrevivir… Es también mucho más que la propuesta insigne, del
elenco estable de una reconocida y prestigiosa casa universitaria... Chilhué es
por sobre todo, una herramienta irreemplazable de la Ética y la Estética al
servicio de algo mayor: La construcción cuidada e inclaudicable de una
Humanidad justa.
Crucé mis pasos y mis afectos a Chilhué y a Marcos,
su director, cuando mediando la década de los ochenta, los vi desplegados con
su arte y activismo claro, en cuanto acto de resistencia a la tiranía hubiese,
eso me fue indicando claramente, que no sólo estaba frente a un grupo de
notables camaradas de oficio, sino también, ante un destacamento hermoso de
hermanos de causa.
Hoy, cuando el vértigo los tiempos nos hunde en
la incertidumbre y el desamparo, redescubro mi propia historia y la de mi
pueblo, en cada sonora cadencia, en cada plástico movimiento y en cada gesto a
contracorriente, que Chilhué enarbola con toda la épica de su estatura… y me
sacudo el abatimiento… y retomo mis letras dispersas y mi guitarra, porque sé
que tengo razones buenas y cómplices infinitos. Lo sé, cada vez que la vida me
regala la presencia, el abrazo y el beso de mis compañeros, de esos compañeros
de empeños que habitan en el alma del alma mía, compañeros inauditos como este
Chilhué deslumbrante y su inagotable e imprescindible conductor, mi hermano
elegido: Marcos Acevedo Encina.
(Francisco Villa).
Julio 2017.
¡Felices 37 años, grupo CHILHUÉ!
Envío mi fervoroso saludo al grupo Chilhué en su 37°
aniversario. Como artista chileno me siento feliz y orgulloso de que existan y
entreguen ese aporte formidable que nos ofrendan.
A partir de la
música y el baile tradicional de la Isla de Chiloé, el grupo ha desarrollado
una forma original llena de talento y contenido. Así han actualizado canto y
danza transformando la expresión local en lenguaje artístico universal y
cósmico. No sólo han actuado en escenario sino también han alzado su voz en
defensa de los bosques y fauna marina del sur de nuestra patria. Según las
propias palabras de su creador y director Marcos Acevedo: “de los bototos y el
gorro de lana al vestuario urbano, del rabel al saxofón”, sin olvidar en ningún
momento las raíces que hacen posible que el árbol florezca. ¡Que Chilhué siga entregando alegría en su
quehacer artístico luminoso! Un abrazo fraterno y emocionado de
Eduardo Yáñez cantautor chileno
Santiago, Julio 8 de 2017
A PROPÓSITO DEL CHILHUÉ
Patricio Barrios Alday*
Años atrás, durante uno de los festivales nacionales de folklore, en
Chile, mi entrañable (y extrañable) amigo, Fidel Sepúlveda Llanos, me preguntó
qué opinaba respecto a la “materialización” de lo simbólico a través de la
escenificación en la proyección folklórica. Dudaba Fidel si aquello que estaba
profundamente internalizado en la abstracción íntima del “yo comunidad”, de lo que existía por la
voluntariedad del concepto y no por la obligatoriedad del precepto, era
susceptible de ser representado, evidenciado, visibilizado, explicitado
materialmente proyectando el ser íntimo de la colectividad en una dimensión
tiempo/espacio diferente y, la mayoría de las veces, ajena al acontecer
cosmogónico particular.
Recordé, entonces, el breve ensayo “La soledad
de América Latina”, de Gabriel García Márquez,
en el que cita las crónicas de Antonio Pigafetta, navegante florentino,
que hablaba de la existencia de “cerdos con el ombligo en el lomo, y unos
pájaros sin patas cuyas hembras empollaban en las espaldas de los machos, y
otros como alcatraces sin lengua cuyos picos parecían una cuchara”.
El tema en cuestión -y con esto respondí no
sólo a Sepúlveda, sino, también a mí mismo que, a estas alturas, había
compartido la inquietud- era (y sigue siendo) la capacidad de “ver” y
“entender” lo que se está mirando y, por otro lado, la capacidad de representar
lo visto y lo entendido. “Ellos vieron la fiesta de los diversos, pero no
vieron lo que los diversos estaban viendo. Los vieron ver, pero no vieron el
objeto de la visión”, afirmaba el italiano Furio Jesi refiriéndose a las distancias entre la
observación pasiva y la participación activa en los sucesos comunitarios.
Esta conversación –como otras tantas que nos
regalábamos una vez al año- fue una de las razones que tuvo Fidel Sepúlveda
para incorporar en la malla de la Escuela de Cultura Tradicional, que dirigía
en la Universidad Católica, la “asignatura” de “Ética y estética del Folklore”,
a través de la cual abordamos la inquietud expresada al comienzo de este texto:
alcanzar el equilibrio entre la ética y la estética, entre la verdad de la
cultura tradicional y la belleza del espectáculo.
Y todo esto… ¿por qué?
Porque es la única forma de entender al
Chilhué.
Un joven (en aquellos tiempos) inquieto, lleno
de ideas, con una alta sensibilidad para la apreciación de la música y la danza,
en particular, y de las artes, en general, convencido de que había algo más
allá del tradicional producto de los llamados “conjuntos folklóricos”, lideraba
un grupo de mujeres y hombres, jóvenes, casi niños, casi bailarines, casi
músicos, casi actores, casi actrices, con las mismas ansias de aprender, de
desafiar, de contradecir, de innovar… soñadores…
Dicen que hay que contar los sueños (o no
contarlos) después de las doce para que se hagan realidad. Seguramente Marcos
Acevedo Encina, fundador y director soñó al Chilhué, lo construyó… y lo contó
después del mediodía, cuando el sol inicia el camino de la guarda (para que la
otra parte de la vida viva); cuando los aguatires del altiplano salen a
proteger el ganado y el sireno a “templar” instrumentos y enseñar melodías
mágicas; cuando el trauco, enamorado impenitente, reinicia su camino sempiterno
y el imbunche comienza la guardia protectora en la cueva de su señor brujo…
El Chilhué ha logrado, en estos treinta y
siete años, transformarse en un referente fundamental en la representación de
Cultura Tradicional, en trabajar “de lo simbólico a lo explícito y, de vez en
vez, al revés”** para tratar de
entregar, mediante un lenguaje escénico lleno de ritmos y metáforas, los
contenidos que nuestros pueblos atesoran y les permiten trascender a pesar de
todo… “alcanzar el equilibrio entre la
ética y la estética, entre la verdad de la cultura tradicional y la belleza del
espectáculo”.
Y, claro, decirles “feliz cumpleaños,
Chilhué”, es un sin sentido porque nacieron el día fuera del tiempo real (25 de
julio), según los Mayas… marcándolos, además, porque su trabajo trasciende lo
temporal, lo convencional, lo formal, lo establecido…
Sólo decir que uno de mis sueños es que
existan más Chilhué, que existan más Marcos Acevedo (y lo estoy contando
después del mediodía).
*Patricio Barrios Alday, Arica, 1952. Escritor, investigador y
docente de Cultura Tradicional. Fundador y director del Colectivo para la
representación de Cultura Tradicional “Intín Wawanakapa” (1977).
** Título del último libro (próximo a publicarse) de Patricio Barrios
que, en estructura de ensayo, aborda aspectos de la puesta en escena de hechos
culturales.
Breves palabras para CHILHUÉ en su aniversario.
Chilhué, en todos estos años de
fructífera existencia, ha transitado un camino de desarrollo artístico
consecuente con un compromiso por los valores de nuestra cultura patrimonial
intangible, recreando versiones tradicionales de cantos y danzas,
principalmente del archipiélago de Chiloé. Al mismo tiempo, Chilhué ha mostrado
especial interés en rendir tributo a personajes nacionales, acontecimientos de
nuestra historia, a narraciones mitológicas, a nuestros pueblos originarios,
entre otros.
Llevar a la escena creaciones y
recreaciones de manifestaciones de la cultura tradicional y popular, constituye
un campo de estudio y de experiencias, abordado en la escena nacional desde
múltiples influencias. Muchas de las propuestas nacionales de los grupos
artísticos que trabajan con constituyentes culturales identitarios, reflejan
esas influencias de uno u otro modo. En las producciones artísticas escénica,
entran en juego estéticas hegemónicas, ideales de cuerpo escénico,
disponibilidad de recursos técnicos, lenguajes corporales, etc. Chilhué ha
querido ser innovador, se ha atrevido en una búsqueda por romper las formas ya
conocidas de los grupos folklóricos. Ha incorporado de manera preponderante
lenguajes corporales que se escapan de la danza tradicional, se evidencia la
búsqueda de otros lenguajes en la utilización de técnicas de danza moderna y/o
contemporánea. Sin embargo, el grupo Chilhué tampoco es posible clasificarlo
como lo que comúnmente conocemos como un ballet folklórico. En sus trabajos
coreográficos no encontramos estereotipos o simulaciones representacionales de
sujetos que no son, aparecen bailarinas y bailarines que se ponen al servicio
de la comunicación escénica de manera honesta, desde una propuesta coreográfica
que les permite decir de la danza chilota o contar de los selknam. Dicho de
otra manera, se valora la aparición de subjetividades en la construcción del
relato escénico.
Por otro lado, quiero destacar el
trabajo artístico responsable y serio en las bases de estudio que sustentan sus
obras, el vuelo creativo tiene cimientos y convicción. En los resultados
artísticos de Chilhué, es imposible apreciar y valorar la honestidad, el
profesionalismo que dan origen a una expresión artística no aséptica, no
apolítica, pero tampoco panfletaria.
Que el camino no se interrumpa.
Que los trances sean siempre superados. Que el compromiso siga vivo.
FELICIDADES CHILHUÉ
Carlos Delgado Lizama
Académico Departamento de Danza
Facultad de Artes
Universidad de Chile
Julio 2017
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